El mercado japonés es muy distinto al que conocemos en occidente, tanto que a veces las grandes cadenas internacionales de comida rápida se las ven y desean para arraigar en tierras niponas, motivo por el cual en Japón puedes ver variantes de lo más peculiares, desde las hamburguesas de gambas de McDonald’s hasta los sabores raros de Fanta, como el de melón o uva. Pero si hay algo en lo que queda patente los gustos de los japoneses, es en el té.
Y no nos referimos al té como tal, en infusión (que también, obviamente), sino a la cantidad asombrosa de bebidas refrescantes a base de té que te encuentras en todas partes gracias a las máquinas expendedoras, o a las ediciones de té matcha de conocidos dulces que dudosamente triunfarían fuera de allí. Es algo que cuando viajas al país, acabas comprendiendo, respetando, asimilando y hasta apreciando: Japón y su obsesión por el té verde.

Estos Kit Kat de té matcha los compramos en Kobe, y aunque estaban buenos, apenas sabían a matcha, más bien a chocolate blanco. Lo que sí nos sorprendió, y para bien, fue el frappuccino de té matcha que nos tomamos en el Starbucks que hay encima del cruce de Shibuya. Aquello sí que sabía a matcha, pero a lo bestia.

Mención aparte merece el riquísimo helado de té verde que compramos en un konbini en Nara por apenas 105 yenes. El mejor que hemos probado en la vida. Y, por supuesto, lo de las bebidas a base de té ya es para escribir un artículo aparte… Decenas, por no decir cientos, de marcas distintas de bebidas refrescantes a base de té. De todos los tipos e intensidades, frías y calientes, en botella o en lata.
Conclusión: después de nuestro viaje por libre a Japón, no nos quedó duda de por qué Coca Cola no consigue despuntar en el mercado japonés. Imposible hacerle la competencia a un gusto milenario por esta planta, aunque sea adaptada a los tiempos modernos.
¿Y tú, Friki Viajero? ¿Alguna experiencia que contarnos con la obsesión japonesa por el té verde?
Un comentario
Damos fe del gusto que tienen los japoneses por el té verde. La primera vez que lo probamos fue en una máquina vending en Asakusa. Compré una botella de té verde frío y… el sabor era asqueroso jeje. Te esperabas algo más dulzón y te encontrabas con un sabor raro, medio salado.
Una cosa curiosa es que en algunos restaurantes, además del agua gratis, también te ofrecían té verde. A decir verdad, no es que estuviera muy bueno. Más que té verde parecía agua turbia… Era como beber agua pero con un leve sabor a algo. Pero oye, al menos te ofrecían, y gratis, algo distinto al agua.
Pero, amigos míos, al final uno se acaba acostumbrando a todo y el sabor me fue gustando cada vez más. Me fui pidiendo todo con sabor a té verde: helados, frapuccinos (buenísimo, por cierto), galletas, pastas… Lo mejor, sin duda, el helado de té verde. Con el calor que hacía, te lo acababas en un suspiro jeje
Un abrazo, frikis viajeros 🙂
PD: me gustó el sabor, pero jamás volvimos a comprar té verde en una máquina vending. Ese sabor me dejó traumatizado XD